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Foto cortesía de un buen amigo y mejor fotógrafo: Kino Ironhide. |
Al residir en San Pedro del Pinatar, una localidad del mar Menor, es común conocer a gente de otros lugares que viene a pasar unas vacaciones de sol, playa y terraza. Y es muy común oír ciertos comentarios del tipo: “el agua esta mañana estaba bien, pero había demasiadas medusas”, “ufff, yo no me he bañado, me da asco tanta cantidad de medusas”…Es una constante que se repite todos los veranos.
Tanto San Pedro del Pinatar como otras localidades del mar Menor son noticia por una ingente plaga de medusas cada verano. Estos celentéreos causan serios problemas: merman la imagen de nuestras costas, y como consecuencia, el sector turístico se ve bastante afectado. La última gran plaga tuvo lugar en 2011. Ese verano, La Consejería de Agricultura puso en marcha un operativo de pesca compuesto por doce embarcaciones de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, además de otras embarcaciones que limpiaron en profundidad las medusas detectadas en las zonas de baño tanto de las playas de San Pedro como del resto de localidades. Así mismo, los bañistas y empleados contratados se dedicaron a recoger más y más medusas. Incluso se instalaron contenedores especiales en las playas para que los bañistas colaboraran en la recogida. En mayor o menor magnitud, esta estrategia se ha ido repitiendo estos últimos años, y de hecho, ya ha comenzado la campaña de control de medusas de este año, que va a consistir en colocar 43 kilómetros de redes en la totalidad de las zonas de baño, así como proceder a la extracción de ejemplares adultos, si fuera necesario, durante los meses de julio y agosto.
Todo esto nos hace plantearnos que se están tomando medidas a
corto plazo para paliar esta plaga y que los bañistas puedan disfrutar de las
playas del mar Menor cuanto antes. Sin embargo, ¿nadie ha pensado de dónde
procede esta plaga de medusas? Las plagas de seres vivos no aparecen por arte de
magia, y en este caso las medusas son sólo la punta del iceberg.
El mar Menor se muere
El mar Menor es una de las lagunas litorales de agua salada más
importantes del mundo. Como consecuencia del Trasvase Tajo-Segura, y del
crecimiento de la actividad agrícola del Campo de Cartagena, esta laguna recibe
cada año entre 2500 y 3000 toneladas de nitratos y fosfatos disueltos en aguas
residuales y urbanas y en el drenaje agrícola, que entran a través de la Marina
del Carmolí, la rambla del Albujón y la playa de la Hita. Por si eso no fuera
suficiente, el mar Menor recibe unos cinco millones de metros cúbicos anuales
de aportes subterráneos procedentes de los acuíferos del Campo de Cartagena,
contaminados a su vez por una actividad agrícola que lleva concentraciones de
nitratos de más de 200 y 300 miligramos por litro, seis veces por encima del
límite que fija la Directiva Europea de Aguas Subterráneas.
Todos estos nutrientes orgánicos procedentes de los abonos
agrícolas y de las aguas de origen urbano llegan al mar Menor. Esto se traduce
en un “boom” de nutrientes. Estos nutrientes hacen que prolifere el
fitoplancton marino, que a su vez hace disparar exageradamente el número de
organismos que se alimentan de él (entre estos organismos están las medusas). La tasa de renovación del agua de la laguna costera es superior a un año,
por lo que no le da tiempo a contrarrestar la acumulación progresiva de
nutrientes. Estos son claros síntomas de un proceso denominado “eutrofización”:
el aporte masivo de nutrientes dispara la producción vegetal alimentada por los
nitratos. Esto hace el agua empiece a tomar un color verde, lo que impide que
la luz llegue al fondo, con consecuencias fatales para la mayoría de las
especies marinas. El mar Menor va rumbo a convertirse en una charca verdosa
y sin vida, cuyas aguas presentarán altos niveles de contaminantes que
impedirán que siga siendo una zona de baño al haber peligro para la salud de
los bañistas, provocando además graves pérdidas económicas relacionadas con la
pesca y siendo, claro está, un importante desastre medioambiental. Pero, ¿por
qué la laguna está resistiendo?
Las medusas “salvadoras”
Como hemos dicho, el exceso de vertidos contaminantes al mar
Menor provoca un aumento de fitoplancton. Esto hace que a su vez se dispare el
número de organismos que se alimentan de ese fitoplancton, como las medusas.
Además, la sobreexplotación pesquera del mar Menor ha conseguido disminuir
drásticamente las poblaciones de muchas especies de peces que eran competidoras
naturales por el alimento o depredadores con las medusas, de manera que
ahora tienen “vía libre” para crecer sin parar: alimento a espuertas, y ni
rastro de competidores ni depredadores.
Se ha demostrado que el aumento de la temperatura no afecta a
la proliferación de medusas. Por el contrario, estos dos factores han sido
determinantes en la proliferación masiva de las dos especies más abundantes en
el mar Menor: Cotylorhiza tuberculata (comúnmente llamada “huevo frito”)
y Rhizostoma pulmo.
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Fuente: Wikipedia |
Actualmente se han publicado numerosas investigaciones que
apoyan y demuestran la delicada salud en la que se encuentra el mar Menor. Una
de estas investigaciones ha sido llevada a cabo por el equipo de Ángel Pérez
Ruzafa, de la Universidad de Murcia, uno de los ecólogos marinos más
importantes de Europa. Pérez
Ruzafa explica que “el Mar Menor está en un equilibrio muy inestable. Todo el
ecosistema trabaja para absorber la entrada de nutrientes. Está al límite”.
Además, “ese equilibrio se puede romper en cualquier momento y por ese motivo
la clave está en controlar los vertidos, principalmente los que llegan del
Albujón, donde está localizado el 90% del problema, pese a tratarse de un
canalito de cinco metros que sin embargo vierte de forma continua”.
La calidad de las aguas y los niveles de clorofila, sin
embargo, son razonablemente buenos debido precisamente a la actividad de las
medusas y del ictioplancton. El profesor Ruzafa comenta que ”el mayor
problema del Mar Menor es el riesgo de eutrofización que tiene si no se
controlan los vertidos que van a él”. “Ahora mismo está al límite, está
forzado, y es sorprendente que no haya hecho “bluf” ya”. Sin embargo, el Mar
Menor tiene una gran capacidad de combatir ese estrés, ya que presenta
mecanismos de recuperación como es el caso de las medusas. “Las poblaciones de
medusas proliferan y se comen el fitoplancton, con lo cual, los nutrientes se
mantienen bajos y la calidad del agua se mantiene razonablemente buena. Las
medusas nos han salvado un par de papeletas en el Mar Menor. Desde el punto de
vista turístico son muy molestas, pero desde el punto de vista de calidad de
las aguas (que también repercute al turismo) han sido una bendición “.
El profesor añade que “esta estabilidad es muy frágil, ya que la situación puede cambiar en cualquier
momento, y si una marea roja redujera las poblaciones que ejercen actualmente
ese control, el sistema perdería su capacidad autorreguladora y el proceso de
eutrofización se dispararía con la consiguiente pérdida de la calidad del agua,
con repercusiones graves para la actividad turística y la pesca".
El deterioro actual de la laguna salada vulnera los límites
propuestos por la Agencia Ambiental Europea para la calidad de las aguas, y que
en las estaciones de la red de vigilancia, próximas a la costa, se superan las
concentraciones de nutrientes; mientras que en las próximas a la rambla del
Albujón se rebasan ampliamente los indicadores con una “muy mala calidad del
agua”.
¿Qué hacemos?
Diversos estudios científicos confirman lo inevitable. Aunque a
corto plazo quitemos medusas y las echemos a un contenedor, si el problema no
se toma de raíz, se agravará cada vez más hasta que el equilibrio del mar Menor
se desmorone y perdamos un paraje de incalculable valor. El problema no son las
medusas, es lo que las alimenta.
Debemos tomar conciencia de la gravedad y vulnerabilidad a la
que está sometido el mar Menor. Si no cortamos solucionamos el problema, las
consecuencias pueden ser nefastas (tanto desde el punto de vista medioambiental
como económico). Debemos exigir a los diferentes equipos de gobierno que se
tomen las medias oportunas para evitar la destrucción del corazón ambiental y
financiero de nuestra localidad.
Fuentes